Me llamo Sofi y hace más de diez años que me dedico al mundo de la decoración.

Mostrar casas lindas —la mía, la de mis clientas— era parte de mi día a día. Y aunque siempre traté de mostrar también el lado B, hubo un momento en el que algo me empezó a hacer ruido.

Sentía que todo se veía bien, pero no se sentía bien.
Y eso se volvió incómodo, porque mostraba espacios lindos mientras, por dentro, sentía que algo no encajaba.

Ahí fue cuando empecé a mirar más profundo.
A entender que lo que me afectaba no era el almohadón torcido o la mesa desordenada.
Era el peso de lo acumulado, de lo guardado, de lo pendiente.
Lo que no se ve.

Me agarró una necesidad urgente de hacer espacio —afuera y adentro— para empezar a estar mejor.
Porque por más estética que fuera mi casa, no me hacía sentir bien si no estaba en paz con todo lo que había detrás.

Ese fue mi quiebre.

Y a la vez, empecé a notar que muchas de ustedes estaban viviendo algo parecido.
En encuestas, mensajes y posteos me decían lo mismo: Que el orden, la limpieza, las comidas, la falta de tiempo, los chicos, todo se vuelve una bola gigante que te deja sin aire.

Y lo que me terminó de hacer clic fue entender que no se trata solo de tener una casa más linda.
Se trata de tener una casa que te ayude a vivir mejor.

Cuando empecé a organizarme de verdad, con un sistema que me sirviera a mí, todo cambió.
No porque mi casa esté siempre perfecta —porque no lo está—
sino porque hoy puedo disfrutarla aunque esté imperfecta.

Porque ya no vivo corriendo atrás del caos, y puedo estar en mi casa tranquila, sin sentir que tengo que estar haciendo algo todo el tiempo.

Eso es lo que quiero para vos también ♡